jueves, octubre 11

Apacienta a mis ovejas

El video de católicos rezando en el atrio de la iglesia catedral de Posadas me hizo acordar a otra ocasión, cuando los pastores -ausentes y mudos ante la turba- fueron suplantados por un pobre pecador que reconoció al Buen Pastor.

Dejemos a los pastores obrar como mejor puedan y recemos a San Dimas para que por su intercesión podamos ser dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. 


"El buen ladrón predicaba a los presentes, reflexionando sobre las palabras con que el otro increpaba al Salvador. Pero cuando vio que estaban endurecidos sus corazones, se volvió hacia Aquél que conoce los secretos de la conciencia. Prosigue: "Y decía a Jesús: Señor, acuérdate de mí cuando vinieres a tu reino".
Ves un crucificado, y lo confiesas Dios.
Ves el aspecto de un sentenciado, y publicas su dignidad de rey.
Abrumado de tormentos, pides a la fuente de la justicia que perdone tu maldad.
Ves, aunque oculto, el reino, mas tú olvidas tus maldades públicas, y reconoces la fe de una cosa oculta.
La iniquidad perdió al discípulo de la verdad; la misma verdad, ¿no perdonará al discípulo de la iniquidad?"

San Juan Crisóstomo. Catena Aurea

jueves, octubre 4

Poverello reloaded

CARTA A LAS AUTORIDADES DE LOS PUEBLOS

A todos los "podestà" y cónsules, jueces y gobernantes de toda la tierra y a todos los demás a quienes lleguen estas letras, el hermano Francisco, vuestro pequeñuelo y despreciable siervo en el Señor Dios, os desea a todos vosotros salud y paz.

Considerad y ved que el día de la muerte se aproxima (cf. Gén 47,29).
Os ruego, por tanto, con la reverencia que puedo, que no echéis en olvido al Señor ni os apartéis de sus mandamientos a causa de los cuidados y preocupaciones de este siglo que tenéis, porque todos aquellos que lo echan al olvido y se apartan de sus mandamientos, son malditos (cf. Sal 118,21), y serán echados por él al olvido (Ez 33,13).
Y cuando llegue el día de la muerte, todo lo que creían tener, se les quitará (cf. Lc 8,18). Y cuanto más sabios y poderosos hayan sido en este siglo, tanto mayores tormentos sufrirán en el infierno (cf. Sab 6,7).
Por lo que os aconsejo firmemente, como a señores míos, que, habiendo pospuesto todo cuidado y preocupación, recibáis benignamente el santísimo cuerpo y la santísima sangre de nuestro Señor Jesucristo en santa memoria suya.
Y tributad al Señor tanto honor en medio del pueblo que os ha sido encomendado, que cada tarde se anuncie por medio de pregonero o por medio de otra señal, que se rindan alabanzas y gracias por el pueblo entero al Señor Dios omnipotente.
Y si no hacéis esto, sabed que tendréis que dar cuenta ante el Señor Dios vuestro, Jesucristo, en el día del juicio (cf. Mt 12,36).
Los que guarden consigo este escrito y lo observen, sepan que son benditos del Señor Dios.

San Francisco de Asís
CARTA A LAS AUTORIDADES DE LOS PUEBLOS