viernes, diciembre 18

Gozo de Verdad

“…Parvulus enim natus est nobis
Filius datus est nobis
et factus est principatus super umerum eius
et vocabitur nomen eius
Admirabilis
Consiliarius
Deus fortis
Pater futuri saeculi
Princeps pacis."
Is. 9-6.


"...seremos encumbrados más que cualquier otro ser en el universo mundo; más altos que los ángeles y los arcángeles, que los querubines y que los serafines. Entiéndase bien, no aquí ni por propia industria, sino en el Cielo y en Cristo: Cristo, el fruto primero de nuestra raza, Dios y hombre, ya ha ascendido muy por encima de todas las creaturas, y nosotros por su gracia tendemos hacia semejante bienaventuranza, contando con las arras de su gloria desde ya, aquí y ahora, y, si fuéramos hallados fieles, en la otra vida, en plenitud".

Cardenal Newman

Sermón de Navidad "Gozo de verdad"

miércoles, octubre 7

La felicidad del infeliz


La Felicidad del Infeliz



Me asombran, algunas veces, aquellos que se asombran de mi calma en el estado, digno de conmiseración, al que me redujo la enfermedad. Perdí el uso de las piernas, los brazos, las manos y me quedé casi ciego y me volví casi mudo. No puedo, pues, caminar ni estrechar la mano de un amigo ni siquiera escribir mi nombre; no puedo leer más y me resulta casi imposible conversar o dictar (una página). Son pérdidas irremediables y renuncias tremendas, sobre todo, para uno que tenía la manía continua de caminar a pasos rápidos, de leer a toda hora y de escribir todo por sí mismo: cartas, apuntes, pensamientos, artículos y libros.


Con todo, no es poca cosa lo que me ha quedado, y es mucho y es lo mejor.


Naturalmente, es cierto que las cosas y las personas se me aparecen como formas indeterminadas y opacas, casi fantasmas vistos a través de una niebla cenicienta, aunque también es verdad que no estoy condenado completamente a las tinieblas: logro todavía disfrutar de una festiva invasión de sol y de la esfera de luz que irradia una lámpara. Puedo entrever, además, acercándolas mucho al ojo derecho, las manchas coloreadas de las flores y los rasgos de un rostro. Empero, estos últimos destellos de la visión anulada, le parecen milagros gloriosos a un hombre que, desde hace más de veinte años, vive en el terror de la oscuridad perpetua.


No basta: disfruto siempre de poder escuchar las palabras de un amigo, la lectura de un hermoso poema o de una historia hermosa; puedo escuchar un canto melodioso o una de esas sinfonías que dan un nuevo calor a todo el ser.


Y todo esto no es nada comparado con los regalos aún más divinos que Dios me ha dejado. Salvé, aun al precio de combates cotidianos, la fe, la inteligencia, la memoria, la imaginación, la fantasía, la pasión por meditar y por razonar, y esa luz interior que se llama intuición o inspiración. Salvé también el afecto de los familiares, la amistad de los amigos, la facultad de amar aun a aquellos a quienes no conozco personalmente y la felicidad de ser amado por aquellos que me conocen solo a través de las obras. Y todavía puedo comunicar a los otros, aunque con atroz lentitud, mis pensamientos y mis sentimientos.


Si pudiera moverme, hablar, ver y escribir; pero tuviera la mente confundida y obtusa, la inteligencia tórpida y estéril, la memoria tarda y llena de lagunas, la imaginación débil y apagada, el corazón árido e indiferente, mi desventura sería infinitamente más terrible. Sería un alma muerta dentro de un cuerpo inútilmente vivo. ¿De qué me serviría tener una lengua inteligible si no tuviera nada que decir? Siempre sostuve la superioridad del espíritu sobre la materia; sería un estafador y un cobarde si ahora, llegado el momento de la prueba, hubiera cambiado de opinión bajo el peso de los padecimientos. Pero siempre preferí el martirio a la imbecilidad.


Y ya que me siento con ánimo para las confesiones, quiero ir más allá de lo verosímil y lanzarme a lo increíble. Los signos esenciales de la juventud son tres: la voluntad de amar, la curiosidad intelectual y el espíritu agresivo. A pesar de mi edad, y a despecho de mis males, siento intensamente la necesidad de amar y de ser amado, tengo el deseo insaciable de aprender cosas nuevas en todo dominio del saber y del arte, y no escapo de la polémica y del asalto cuando se trata de la defensa de los valores supremos.


Por más que pueda parecer delirio risible, tengo la temeridad de afirmar que aun hoy me siento impulsado en el inmenso mar de la vida, por la alta marea de la juventud.


GIOVANNI PAPINI
De "Schegge" [astillas], Il Corriere della Sera, del 19 de febrero de 1956



Tomado de aquí


lunes, junio 22

¡Se puede!



Y si, parece que se puede.

Contra la opinión general parecería que se puede ser abogado y entrar en el cielo.

No solo abogado, sino un rico abogado.(que extraño)

E inclusive se puede ser político y ser elevado a los altares. (¿o se podía?)

Solo hace falta entrar al servicio de un rey que cree que para acostarse con una mujer hace falta casarse con ella y por demostrar esta evidencia nos manda a cortar la cabeza.

Por tu intercesión Santo Tomás Moro, esperemos entrar, con o sin cabeza al reino de los cielos.

viernes, junio 19

¡Deténte!


Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío

martes, junio 2

Faros luminosos y lucecitas


El domingo pasado estuve por los pagos de Javier, asistiendo a una misa presidida por el obispo diocesano.

Hoy leí esto mientras viajaba y creo que -visto lo que vi el domingo- no viene mal recordarlo aquí.

Señor Jesús, envíanos a un Molière de lenguaje simple y directo, de buen lenguaje francés, que haga volver la teología al Evangelio, que sepa burlarse de los expertos y de las Comisiones, -pues merecen ampliamente que nos burlemos de ellos-, que sepa desenmascarar a Tartuffe, bajo sus grandes aires "humanitarios" y "científicos". ¿Soy el único en pensar así? Destaco en "Le Monde" del 6-7 de agosto de 1972 un testimonio sorprendente, escrito por un estudiante que no conozco y me gustaría conocer y que se llama Jean Menu. Pienso que nadie recusará este testimonio. Lo cito textual e íntegramente. Se titula: "¡Sermones `nueva ola´!"

"Como muchos franceses, acabo de circular un mes por Francia. Como para muchos católicos, esto representa también para mí cinco misas dominicales fuera de mi parroquia habitual y cinco sermones en diferentes iglesias.
"El primer sermón trataba -¡sí, sí!- del reagrupamiento comunal. El segundo del espíritu en vacaciones. El tercer predicador invitó a la asamblea a decir lo que se le pasara por la cabeza. El cuarto contó el filme Todo el mundo es bello, todo el mundo es amable. En cuanto al quinto, desarrolló la idea de que capitalismo y vida fraternal eran incompatibles. "No todos esos buenos sacerdotes tenían la elocuencia de Bossuet, y nadie sueña con reprochárselo. Sus discursos eran muy largos y muy aburridos, sin hilo conductor y sin idea motriz.
"Esta moda es peligrosa: los curas tratan cada vez menos de aquello por lo cual uno va a oírlos. Cuando escucho una homilía, espero que remuevan mi fe o sus cenizas, que me hablen de Dios, que me instruyan sobre la Revelación. Me importa un comino lo que el reverendo padre X, en calidad de tal, piense del cambio de gobierno.
"No es deseable, por cierto, que el nivel de los sermones alcance a cimas intelectuales y teológicas.Pero es peligroso que ese nivel siga estando a la 'altura de las margaritas'. La voluntad de parecer 'a la moda', de 'adaptarse a la vida' es, en este caso, una muy mala elección. Es justo la inversa lo que esperamos de nuestros pastores, que eviten, ellos al menos, las cosas huecas; que hagan adaptar nuestra vida a la voluntad de Dios y de la Iglesia. Y para ello, que nos hablen de Dios, ahora y siempre. "Sé bien que no es fácil ser sacerdote en 1972. Pero ante todo, pienso que nunca lo ha sido. Además, nadie fuerza a nadie para que sea sacerdote. Me parece, finalmente, que tampoco es cómodo ser un simple laico, sobre todo cuando el clero da un poco la impresión de tirar la esponja.
"En definitiva, se plantea así un doble problema.
"Del lado de los fieles es absolutamente innegable que las iglesias están vacías. Cualquier turista podría confirmarlo.

"Del lado de los sacerdotes, se habla de una crisis de vocaciones, ligada a un fuerte crecimiento de 'deserciones'. Ante la incompetencia de los que quedan, nos preguntamos si se han ido todos los que debían.

"La verdadera cuestión es que numerosos sacerdotes, dejados ellos mismos a la deriva, no creen ya en lo que hacen. Se ahogaron por haber querido estar en la corriente. Es afligente, pero para la Iglesia del mañana, sería preferible que vuelvan a las filas, o que cambien radicalmente.

Todos los marinos dicen que por la noche en el mar, valen mas algunos faros luminosos bien marcados que una multitud de lucecitas no identificadas.
"El hombre de hoy necesita lo sobrenatural. Es a la eternidad a lo que aspira. El mundo de mañana va a carecer de santos, no de carbón o de oxígeno. "Estas pocas líneas no quieren agraviar a nadie. Sólo tienen por objeto pedir a los sacerdotes, ya que es su oficio, que nos vuelvan a hablar de Dios, del amor o del pecado. Si no saben qué decir sobre estas cuestiones, que se callen. En las iglesias, lo demás no nos interesa".

R. L. Bruckberger. "Carta abierta a Jesucristo" Emecé. 1974

miércoles, mayo 13

Nuestra Señora de Fátima, ruega por nosotros


-"No tengáis miedo. No os hago daño."
-Yo le pregunte: ¿De dónde es usted?
-"Soy del Cielo."
-¿Qué es lo que usted me quiere?
-"He venido para pediros que vengáis aquí seis meses seguidos el día 13 a esta misma hora. Después diré quien soy y lo que quiero. Volveré una séptima vez."
-Pregunté entonces: ¿Yo iré al cielo?
-"Si iras"
-¿Y Jacinta?
-"irá también"
-¿Y Francisco?
-"También ira, pero tiene que rezar antes muchos rosarios"

jueves, abril 30

¿Y si le hacemos caso? (aunque sea por afán de novedades)




"...quisiera insistir también en la importancia de la oración frente al activismo o a una visión secularizada del servicio caritativo de los cristianos (cf. Deus caritas est, 37). Ese contacto asiduo con Cristo en la plegaria trasforma el corazón de los creyentes, abriéndolo a las necesidades de los demás, sin inspirarse, por tanto, en «esquemas que pretenden mejorar el mundo siguiendo una ideología, sino dejándose guiar por la fe que actúa por el amor» (ibíd., 33)...."

Benedicto XVI. Discurso a los obispos argentinos en visita “ad limina”

jueves, marzo 19

Oremus pro Pontifice nostro Benedicto.



Dominus conservet eum,
et vivificet eum,
et beatum faciat eum in terra,
et non tradat eum in animam inimicorum ejus.

lunes, febrero 23

Se fue, como quien se desangra.


Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio.

Yo pongo mi vida en tus manos: tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.

Oigo los rumores de la gente y amenazas por todas partes,
mientras se confabulan contra mí y traman quitarme la vida.

Pero yo confío en ti, Señor, y te digo: "Tú eres mi Dios,
mi destino está en tus manos".

Líbrame del poder de mis enemigos y de aquellos que me persiguen.

Salmo 31(30),5-6.14.15-16.