viernes, abril 26

PAZ PAZ PAZ


A la mañana siguiente el buen monje nos acompaña hasta el ingreso. Yo no puedo menos que comentar algo de la noche fatigosa.


-       - El ladrido de unos perros no me dejó dormir muy bien.

-       - Aquí no hay perros – me dijo enseguida frunciendo un poco el entrecejo… Quedó un momento pensativo hasta que suplico al solitario que me atienda sólo un minuto

- ¿Cómo puede ser que no haya encontrado en este lugar la paz que aguardaba?- le pregunté con ansiedad.

¿Buscaba usted paz?

- ¡Claro! – respondí con vehemencia

Vea, mi amigo, la paz no está en este lugar ni en ninguna parte. La paz sólo se halla en el corazón. Es probable que usted halle paz aquí… pero sin buscarla forzadamente, en forma casi imperativa. Quiero decir que este lugar, y en realidad ninguno, tiene que darnos nada “necesariamente”. El objeto o el fin se da libremente, sin obligaciones, sin utilidad. A ver si me explico mejor –continuó, bajando la voz- no es posible usufructuar el silencio ni el retiro. Es decir que este lugar, como tantos otros, no es para hallar tranquilidad ni, tampoco y mucho menos “renovarnos” para continuar luego. Nada de eso. Estos muros no se han levantado para proteger a nadie, ni como garantía de nada. Más bien circundan un espacio de lucha, de una lucha mas brava que la que se experimenta en el mundo. Pero lo que me parece más importante es esto de no buscar forzadamente nada en nada. La paz se halla en el alma en sosiego, y esto no es “necesario” obtenerlo en ningún lugar “determinado”. Depréndase de usted y libérese de esos condicionamientos que oprimen y vaya directamente a Dios, dispuesto a descubrir en el misterio lo que Él le dé.