lunes, diciembre 16

Monasterios, soldados y vacas muertas

Hace tiempo que va y viene en mi cabeza la idea de Eduardo sobre la Patagonia que tanto quiere.

Habría que sembrarla de monasterios.

Incluso ahora.

Así que me puse a preguntar a los que saben que hay que hacer con esos yermos que llamamos generalmente "Patagonia".

Algunas voces recomendaban la instalación de cuarteles de "leones" para luchar por nuestra soberanía en ese suelo desierto.
No se puede negar que el Glorioso Ejército Argentino hizo nacer a la Patria.
Tampoco que al General don José de San Martín es el Padre de la Patria y que allí donde está el ejército llega todo el resto.
Si hasta Mosconi era militar y algo sabía sobre desarrollar la Patagonia.


Los que hablan de economía proponen que consigamos inversiones y trabajadores para explorar las "Vacas Muertas", y desarrollemos industrias en el lugar. Así haríamos Patria, dicen y se podría financiar también al ejército para custodiar esos intereses.
Y no se equivocan. ¿O es que no sirvió a la patria don Segundo Molina?

Entonces me entró la tentación de pensar ¿para qué queremos silenciosos monasterios que solo agreguen silencio al viento y las piedras?

Pero apareció un monje encapuchado que me traía la noticia de lo que está pasando en una tierra, también desértica. Además de eso, se trataba de una tierra en guerra.

La noticia contaba que los enemigos de esa tierra tomaron las plazas fuertes de sus defensores.

También secuestraron a los comando mas peligrosos para que no puedan operar en contra de los agresores.

Pero no saben que ellos cuentan con un arma secreta y no pueden ser vencidos.

Tenemos que armarnos. No con medios materiales ni con soldados armados hasta los dientes,

Al final Eduardo tiene razón.

Y el monje, cuando se fue, me dejó un mensaje
que fue leído a voz en cuello por los futuros soldados de esta guerra que no es contra sangre y carne.

Les dejo solo un fragmento

"Forjar espadas de todo fierro arrumbado y retorcido que hallemos: eso es consigna espiritual. Hacer de cada pensamiento, de cada deseo,de cada lectura, de cada encuentro, de cada hallazgo, de cada quiebre, de cada música, de cada hiriente atardecer, de cada lágrima, de cada ironía, de cada discusión, de cada nostalgia, de cada miedo, de cada plegaria la terca espada, el más filoso alfanje. Con que embestir al enemigo o con que marcarse el propio rostro por traición. Por algo el cristiano orante no reza de brazos cruzados ni en posición de loto haciendo montoncito con los dedos… sino con las manos en forma de flecha, de espada punzante capaz de rasgar el Cielo al medio"
Diego de Jesús. Monasterio del Cristo Orante

miércoles, noviembre 20

Periferia y frontera

Se han puesto de moda las periferias.
Además, se hacen esfuerzos por oponer esos arrabales a las fronteras, como si la ciudad ya estuviese a salvo agregando a todos los que deambulan por allí.
.
El argentino que más defendió a las unas y a las otras tiene algo para decirnos en estos días.


“Poner las fronteras en un pie brillante de defensión es hoy lo que necesita la campaña. Hecho esto podremos con el tiempo pensar en otras conveniencias."
"Si la frontera se alejara ¿qué experimentaríamos si, repentinamente, las relaciones se transformasen?
¿Qué choques y qué desórdenes no se verían si la capital fuese víctima de una confusión? 
¿Cómo se auxiliarían oportunamente en las necesidades recíprocas la ciudad y la campaña? 
¿Cuál es nuestra población para aprovechar ese sobrante inmenso de campos, que resultaría inútil para estancia y propio para refugio de ladrones?
Medítese y véase que es lo que dicta la Política, esa ciencia de lo más útil y más conveniente” 

Juan Manuel de Rosas. Su vida. Su drama. Su tiempo
 Carlos Ibarguren

miércoles, noviembre 13

El Papa y dos maestros argentinos

Ya nos ocupamos una vez de las encuestas en mi pago chico.

Pero ahora desde el Vaticanos se nos vino una.

Y me puse a leer a un jesuita argentino, que alguna vez fue Papa (nosotros creíamos que era pura ficción); y a un escritor que el actual papa Francisco cita en su entrevista.

Quería esclarecernos con los conceptos de estos dos argentinos ilustres sobre las consultas populares.

Dice el Padre Leonardo Castellani, comentando el Evangelio que antes de entronizar a Pedro, el Maestro había preguntado a los Doce: 
"¿Quién dicen los hombres que ES el Hijo del Hombre?
Respondieron ellos, sin atadura de lengua: "Dicen que eres Juan el Bautizador resucitado, o Elías, o Jeremías, o alguno de los otros Profetas... “

El sufragio universal (las "turbas", dice Mateo) no se lució mucho en esta ocasión: a la pregunta más importante que ha habido, hay y por siempre habrá en el mundo, dio respuestas diferentes y divergentes; y lo que es peor, TODAS falsas: no acertó ni una"

Dice Jorge Luis Borges (entrevista televisiva en el año 1976)
"La democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no; entonces ¿por qué suponer que la mayoría de la gente entiende de política? La verdad es que no entienden, y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas, que por lo general son los políticos nacionales. Estos señores que van desparramando su retrato, haciendo promesas, a veces amenazas, sobornando, en suma. Para mí ser político es uno de los oficios más tristes del ser humano. Esto no lo digo contra ningún político en particular. Digo en general, que una persona que trate de hacerse popular a todos parece singularmente no tener vergüenza."

¿A quien creerle?

¿Al Papa o a sus maestros?

La inteligencia está primero.

jueves, octubre 17

Esperanza en Fangorn y dolor en los Pantanos




Nada sabía Frodo de todo esto pero caminaba a través de los páramos mientas solo oía a Gollum martillar en sus oídos

Las duras tierras frías
nos muerden las manos,
nos roen los pies.
Las rocas y las piedras
son como huesos
viejos y descarnados.
Pero el arroyo y la charca
son húmedos y frescos:
¡buenos para los pies! 
Y ahora deseamos...


Mirando desde arriba las cosas, todo tiene otro sentido.

Los dolores se hacen esperanzas

Las caídas nos levantan



Y los malos, los malos, nos terminan haciendo bien.

Nos hacen como niños y anhelamos que nuestra Madre nos acompañe nos cuide y nos lleve a buen puerto.


sábado, septiembre 7

Paz y pacifismo


"El congreso se clausuró en medio de un regocijo generalizado y el gran hombre electo publicó un manifiesto que se iniciaba así: "¡Pueblos de la tierra! ¡Mi paz les doy!" Y concluía diciendo: "¡Pueblos de la tierra! ¡Las promesas se han cumplido! La paz eterna y universal ha sido consolidada. Cualquier intento de perturbarla ahora encontrará una insuperable oposición, porque de ahora en adelante se establece en el mundo un poder central más fuerte que cualquier otro, sea éste individual o todos en conjunto. Este poder invencible y capaz de conquistarlo todo me pertenece a mí, el electo Emperador de Europa y comandante de todas sus fuerzas. El derecho internacional ha establecido finalmente las sanciones ausentes por tanto tiempo. ¡De aquí en adelante, ningún país se atreverá a decir 'Guerra' cuando yo digo 'Paz'! ¡Pueblos de la tierra, paz para ustedes!"

"En el lapso de un año se estableció una monarquía universal en el sentido más propio y exacto de la palabra. Los gérmenes de guerra fueron destruidos desde sus raíces. La Liga de la Paz Universal se reunió por última vez y, dirigiendo un entusiasta elogio al gran pacificador, se disolvió al perder su razón de ser. Iniciado el nuevo año de su reinado, el Emperador universal publicó un segundo manifiesto: "¡Pueblos de la tierra! Os he prometido paz, y os la he dado. Pero la paz es bella solamente si hay prosperidad. Quien en tiempo de paz se ve amenazado por la pobreza no puede ser feliz en medio de la paz. ¡Por tanto, venid ahora a mí todos los que sufren hambre y frío y en mí hallareis comida y calor!"

"…Los pueblos de la Tierra, habiendo obtenido de su señor los beneficios de la paz universal y alimento en abundancia para todos, adquirieron la posibilidad de gozar de los más inesperados milagros y signos extraordinarios. Terminaba así el tercer año del reinado del superhombre."

Vladimir Soloviev

Breve relato del Anticristo

jueves, agosto 1

Dos Papas. Entre Mafone y el jesuita argentino

En ese momento, una voz ronca interrumpió al Fiscalito, que estaba comentando el Evangelio de la hija de Jairo:

—Ahora ya no hay más milagros.

 —Hay, pero todos son contra nosotros —dijo otra voz.

—El señor Nuestro Padre Namuncura ha hecho milagros —terció una voz de mujer

— Puede voltear casas, si quiere.

El Obispo levanto una mano y se hizo un profundo silencio.

La voz primera insistió:

—No hay Cristo. Cristo no ha existido. Es un mito. Todos los diarios, todos los libros lo dicen. Si Cristo existiría, ahora habría también milagros a favor nuestro.

El Obispo levanto en la izquierda el relicario que tenia al pecho:

“En esta bajita de oro —dijo—, además de otras cosas, hay un pedazo de la verdadera cruz en que murió Jesucristo, nuestro Salvador. Esta cajita me la dio personalmente el Papa... Esta cajita de oro ha sido labrada por un gran artista del Renacimiento del siglo XVI, como nuestro hermano aquí, el que labro el ara. En el siglo XVI, no hace mucho, todos los diarios y libros decían que Cristo era una realidad, no un mito. Este pedazo de Vera Cruz lo heredó este Papa del otro Papa anterior, y este del otro, y así en fila sin interrupción hasta el siglo III. En el siglo III el Emperador Constantino y su madre Santa Elena hallaron en Jerusalen la verdadera Cruz. Hay miles de testigos de que esta es la verdadera Cruz; y ha estado siempre a la custodia de todos los Papas."

Ahora hay dos Papas —pronuncio la voz ronca— ¿Y como sabemos cuál es el verdadero? ¿Y como sabemos que allí hay un trozo de la Verdadera Cruz?

Mafone —grito severamente el Obispo—, no estamos aquí para discutir contigo. Si has perdido la fe, vete y denúncianos a la Policía, si te atreves. Diez veces te he explicado los fundamentos de la fe...

—Nosotros creemos —grito la mujer—, pero la fe se ha vuelto muy dura. No podemos más.

—Ya lo sé —respondió el Obispo—. Yo tampoco puedo más. Pero creo que me falta poco. Esperad un momento más, y el que ha de venir vendrá, y no tardara.
¿Quién de ustedes puede saber que suceso fabuloso puede ocurrir mañana mismo?
¿Creen que Dios no tiene fuerza para fulminar a sus enemigos, si quiere? Justamente porque sabe que tiene fuerza, por eso se calla. Así como destruyó siete ciudades el mes pasado de un solo terremoto, así puede hacer temblar al mundo entero

— ¡Se calla demasiado! —chillo la mujer.

— Habla por medio de nosotros —respondió el aviador Obispo.

— Yo creo —rugió Mafone—, porque mis padres creyeron, cada vez que hablo con Ud.; pero apenas salgo a la calle no creo mas. No se puede.

—Hay que recomenzar cada día a creer. Lo mismo me pasa a mi.

— Su conducción de Ud. es muy dura. Yo no tengo nada contra Jesucristo, pero su conducción de Ud. es muy dura.  ¡Déjenme hablar! ¡Es la ultima vez que hablo! ¡Nos persiguen como a perros y no podemos vengarnos: siempre aguante, aguante y aguante! Nos echan de todas partes apenas saben que somos viejos católicos; todos saben que la ley no vale para nosotros, que esta contra nosotros, y así todos nos patean impunemente. No se puede negociar, no se puede comprar, no se puede vender, ¡no se puede vivir! .Y todavía nos prohíben que hagamos sabotaje, que saquemos mercaderías, que nos defendamos a tiros. No puede ser.

—Es que eso es peor y no conduce a nada —dijo el otro— En otras partes están muchísimo peor.

Levantó un papel de sobre la mesa.

—No puedo leer muchas epístolas hoy —dijo—. Pero aquí hay una de Norteamérica. Allá la fe esta peor que aquí. Han dado una ley obligando a todos bajo penas gravísimas, incluso la silla eléctrica, a asistir tres veces por año al menos a las ceremonias de la nueva religión idolatrica; lo cual es apostatar; a raíz de la voladura del templo masonico de Massachusetts. ¿Que han ganado con volar el Templo Masonico?

—¿Y uste no ha volado casas por si acaso? —dijo la mujer.

—Desintegre dos casas sin muerte de nadie cuando creí que eso podía servir a la causa de los cristofilos. Pero eso se acabo. No tengo posibilidad de hundir sino una mas. ¿Creen ustedes que eso se hace con un soplo, con una palabra? Es un invento del finado ingeniero Rotondaro, el que murió junto con el Irreprochable; pero es necesario que la casa este cruzada de cañería secreta por donde lanzar los vapores de mercurio y un motorcito oculto, y la mar en coche. No es tan sencillo. Saben Uds. que fue arquitecto del gobierno antes de ser de los nuestros. Preparó una cuantas casas, pero aquí en Marel Plata no hay ya mas que una preparada.

—.Que espera Ud, que no la hace saltar?

- No lo se . Espero la voluntad de Dios. Es un asunto entre Dios y yo.

Edmundo escuchaba con el mayor asombro. Una multívoca discusión se enredo entre los oyentes. Oyó que se reprochaban mutuamente falta de caridad y la escasez de las colectas.

El Obispo grito y domino el tumulto.


—¡Les ruego por amor de Dios y Nuestra Señora que cada uno se saque la mitad del bocado que tiene en la boca para darlo al prójimo, al más cercano y al más necesitado! Mi Tesorero aquí (dijo, señalando al señorón) tiene la caja vacía, pero no se aflijan: la Providencia no nos olvida. Ud., Mafone, no tiene fe porque ha dejado la caridad de los de su grupo, Ud. es el que podría llamarse rico, y es el más agarrado de todos. Obligación no digo que tenga; pero no se queje después...

***

—¡Mejor es no morir! —gritó Mafone—, Yo tengo aquí un grupo que está conforme conmigo y está disconforme con Ud. Hoy hemos venido a decidir esto: si usté no levanta el reglamento de prohibiciones, nos vamos hoy no podemos ser guerrilleros y no podemos y no podemos seguir en el trabajo en estas condiciones. Asaltar negocios judíos no es robar: es la guerra; ellos nos han robado todo lo que tenemos, ¡Que lo diga el doctor Ocampo! 

El señorón manco que estaba detrás del altar dijo con tranquilidad:

—Hoy tienes que ser juzgado, Mafone, después de la comunión. Has hecho un delito.

—¡Me han denunciado! ¡Maldito sea el infame alcahuete! —gritó el italiano.

—Nadie te ha denunciado —respondió el Obispo—. ¿Crees que se puede matar a un sacerdote sin que nadie lo sepa?

—¡Era un apóstata! ¡Se me abalanzó! ¡Lo maté en defensa propia!

—Eso lo dictaminarán los jueces después de la comunión.

—¡No lo permito! Me voy. Jueces por todos lados, ¡dónde vamos! Nos vamos ahora mismo.

Un grupo numeroso, con dos o tres mujeres, se le arrimó; y volviendo grupas todos, se encaminaron a una puerta o boquete... 

El negro de la entrada se plantó delante de la salida con una pistola en la mano.

—¡Dejalos salir! —ordenó el Obispo.

—¡Nos van a denunciar, Reverencia! —dijo el negro.

—¡No! —dijo el Obispo—. No pueden hacerlo sin gran peligro. 

Déjenlos. Mafone no es un Judas.

Su Majestad Dulcinea (Leonardo Castellani)

lunes, julio 1

¿Se equivocó Castellani?

Raro. Me parece raro que el cura pifie en estos temas.

Pero ...

Nunca entendí porqué Castellani incluyó a Colón entre los “próceres” del movimiento Vital Católico.

Quizás vio cosas que no alcanzo a ver, pero parece que los hechos le están contradiciendo el pronóstico, al menos en esa parte de la profética novela.

Igual,...comparado con los aciertos, esta nimiedad no tiene importancia.


                La música cesó y la voz del locutor llenó los ámbitos: a Edmundo no le interesaba, no le interesaba nada de todo esto. El altar, decorado con una brillantez suntuosa, era una réplica en grande del altar de la Chacarita (o Chirusita) que tantas veces había visto: El Cristo Vital de Siqueyros, de bronce negro, y a los dos lados la estatua de la Fecundidad (antes Virgen María) y del Amor Conyugal (antes San José). La única innovación litúrgica que había en este Latreuticón y que él deseaba ver, eran las efigies anatematizadas de los tiranos que habían gobernado la Argentina; y la de los grandes próceres de la Unión Panamericana.
                Las efigies de los próceres estaban en semicírculo o arco a los dos lados del Cristo Vital: Colón, Washinton, Lors Canning, Jefferson, Abraham Lincoln, Roosevelt, Miranda, Plutarco Elías Calles, el mariscal Francia, Batlle y Ordóñez, Rivadavia, José Mármol, y otro que Edmundo no distinguió. Eran todos autómatas Higgins policromados, de una realidad asombrosa; se movían y tomaban actitudes dignas y nobles, correspondientes al desarrollo de la ceremonia. Se había discutido mucho la inserción de otros próceres, como Belgrano, Lavalle y Sarmiento, pero al fin, el Honorable Senado los había vetado, por haber sido débiles, y de ideas totalitarias, sobre todo el último. Más arriba de los próceres y más visibles que ellos, es exquisitos vitrales que tocaban el comienzo de la cúpula, estaban las figuras horribles de los tiranos que habían oprimido la Argentina, cabeza abajo y con una gran flecha que les atravesaba el corazón: Mamerto Esquiú, Juan Manuel de Rojas, Hipólito Peludo y Simón Perales; junto a los cuales había una innovación que golpeó a Edmundo y lo obligó a dejar su lugar y encaminarse como podía hacia adelante para verla mejor: estaban el Cura Loco y su querida Dulcinea, atrozmente caricaturizados… ¡Imbéciles! –barbotó el policía.

Su Majestad Dulcinea. Leonardo Castellani

viernes, abril 26

PAZ PAZ PAZ


A la mañana siguiente el buen monje nos acompaña hasta el ingreso. Yo no puedo menos que comentar algo de la noche fatigosa.


-       - El ladrido de unos perros no me dejó dormir muy bien.

-       - Aquí no hay perros – me dijo enseguida frunciendo un poco el entrecejo… Quedó un momento pensativo hasta que suplico al solitario que me atienda sólo un minuto

- ¿Cómo puede ser que no haya encontrado en este lugar la paz que aguardaba?- le pregunté con ansiedad.

¿Buscaba usted paz?

- ¡Claro! – respondí con vehemencia

Vea, mi amigo, la paz no está en este lugar ni en ninguna parte. La paz sólo se halla en el corazón. Es probable que usted halle paz aquí… pero sin buscarla forzadamente, en forma casi imperativa. Quiero decir que este lugar, y en realidad ninguno, tiene que darnos nada “necesariamente”. El objeto o el fin se da libremente, sin obligaciones, sin utilidad. A ver si me explico mejor –continuó, bajando la voz- no es posible usufructuar el silencio ni el retiro. Es decir que este lugar, como tantos otros, no es para hallar tranquilidad ni, tampoco y mucho menos “renovarnos” para continuar luego. Nada de eso. Estos muros no se han levantado para proteger a nadie, ni como garantía de nada. Más bien circundan un espacio de lucha, de una lucha mas brava que la que se experimenta en el mundo. Pero lo que me parece más importante es esto de no buscar forzadamente nada en nada. La paz se halla en el alma en sosiego, y esto no es “necesario” obtenerlo en ningún lugar “determinado”. Depréndase de usted y libérese de esos condicionamientos que oprimen y vaya directamente a Dios, dispuesto a descubrir en el misterio lo que Él le dé.

   

viernes, marzo 22

¿De Nazaret puede haber cosa buena?




Natanael, al no dar crédito a que el Cristo procediese de Nazaret, demostró el respeto y celo que le inspiraban las Sagradas Escrituras. Y al no rechazar la afirmación del que se lo había anunciado, demostró el gran deseo que tenía de ver a Jesucristo, sabiendo que Felipe podía haberse equivocado respecto del lugar. Por esto sigue: "Vio Jesús a Nathanael que venía a buscarle, y dijo de él: he aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño". No convenía reprenderle, aun cuando había pronunciado palabras de duda. Había examinado los profetas más que Felipe y por esto dice: "Verdadero israelita, en quien no hay engaño", porque no decía cosa alguna para adular ni para excitar el odio. Crisóstomo, in Ioannem, hom. 19

Roguemos a San Bartolomé para que nos mantenga despiertos y atentos Y meditando en esa espada de dos filos día y noche, logremos acertar, sin melindres ni falsas caridades -como verdaderos israelitas sin dolo- cuales son los testigos del camino que lleva a la confesión de Nuestro Señor Jesucristo.   





viernes, marzo 15

¿Que diría?

Los hobbits no entendemos de estas cosas.
Incluso si él nos dijera algo capaz que no podríamos entenderlo

Será cuestión de seguir caminando, al final de todas las cosas, veremos.

lunes, marzo 11

Machado machado



Yo amo a Jesús, que nos dijo:
Cielo y tierra pasarán.
Cuando cielo y tierra pasen
mi palabra quedará.
¿Cuál fue, Jesús, tu palabra?
¿Amor? ¿Perdón? ¿Caridad?
Todas tus palabras fueron
una palabra: Velad. 



ANTONIO MACHADO
De “Campos de Castilla”

Madrid, 5-2-09 





Dedicado al Whiskerer, poeta y amigo de machas

miércoles, febrero 13

Khazad-dûm



La figura oscura de estela de fuego corrió hacia ellos.  Los orcos aullaron y se desplomaron sobre las losas que servían como puentes.  Boromir alzó entonces el cuerno y sopló.  El desafío resonó y rugió como el grito de muchas gargantas bajo la bóveda cavernosa.  Los orcos titubearon un momento y la sombra ardiente se detuvo.  En seguida los ecos murieron, como una llama apagada por el soplo de un viento oscuro, y el enemigo avanzó otra vez.

      -¡Por el puente! - gritó Gandalf, recurriendo a todas sus fuerzas ¡Huid!  Es un enemigo que supera todos vuestros poderes.  Yo le cerraré aquí el paso. ¡Huid!

      Aragorn y Boromir hicieron caso omiso de la orden y afirmando los pies en el suelo se quedaron juntos detrás de Gandalf, en el extremo del puente.  Los otros se detuvieron en el umbral del extremo de la sala, y miraron desde allí, incapaces de dejar que Gandalf enfrentara solo al enemigo.

      El Balrog llegó al puente.  Gandalf aguardaba en el medio, apoyándose en la vara que tenía en la mano izquierda; pero en la otra relampagueaba Glamdring, fría y blanca.  El enemigo se detuvo de nuevo, enfrentándolo, y la sombra que lo envolvía se abrió a los lados como dos vastas alas.  En seguida esgrimió el látigo y las colas crujieron y gimieron.  Un fuego le salía de la nariz.  Pero Gandalf no se movió.

      -No puedes pasar -dijo.  Los orcos permanecieron inmóviles y un silencio de muerte cayó alrededor-.  Soy un servidor del Fuego Secreto, que es dueño de la llama de Anor.  No puedes pasar.  El fuego oscuro no te servirá de nada, llama de Udûn. ¡Vuelve a la Sombra!  No puedes pasar.

      El Balrog no respondió.  El fuego pareció extinguirse y la oscuridad creció todavía más.  El Balrog avanzó lentamente y de pronto se enderezó hasta alcanzar una gran estatura, extendiendo las alas de muro a muro; pero Gandalf era todavía visible, como un débil resplandor en las tinieblas; parecía pequeño y completamente solo; gris e inclinado, como un árbol seco poco antes de estallar la tormenta.

      De la sombra brotó llameando una espada roja.

      Glamdring respondió con un resplandor blanco.

      Hubo un sonido de metales que se entrechocaban y una estocada de fuego blanco.  El Balrog cayó de espaldas y la hoja le saltó de la mano en pedazos fundidos. El mago vaciló en el puente, dio un paso atrás y luego se irguió otra vez, inmóvil.

      -¡No puedes pasar! -dijo.

      El Balrog dio un salto y cayó en medio del puente.  El látigo restalló y silbó.

      -¡No podrá resistir solo! -gritó Aragorn de pronto y corrió de vuelta por el puente-. ¡Elendil! -gritó-. ¡Estoy contigo, Gandalf!

      -¡Gondor! -gritó Boromir y saltó detrás de Aragorn.

      En ese momento, Gandalf alzó la vara y dando un grito golpeó el puente ante él.  La vara se quebró en dos y le cayó de la mano.  Una cortina enceguecedora de fuego blanco subió en el aire.  El puente crujió, rompiéndose justo debajo de los pies del Balrog y la piedra que lo sostenía se precipitó al abismo mientras el resto quedaba allí, en equilibrio, estremeciéndose como una lengua de roca que se asoma al vacío.

      Con un grito terrible el Balrog se precipitó hacia adelante; la sombra se hundió y desapareció.  Pero aún mientras caía sacudió el látigo y las colas azotaron y envolvieron las rodillas del mago, arrastrándolo al borde del precipicio.  Gandalf se tambaleó y cayó al suelo, tratando vanamente de asirse a la piedra, deslizándose al abismo.

      -¡Huid, insensatos! -gritó, y desapareció.

     El fuego se extinguió y volvió la oscuridad.  La Compañía estaba como clavada al suelo, mirando el pozo, horrorizada.  En el momento en que Aragorn y Boromir regresaban de prisa, el resto del puente crujió y cayó.  Aragorn llamó a todos con un grito.

      -¡Venid! ¡Yo os guiaré ahora!  Tenemos que obedecer la última orden de Gandalf. ¡Seguidme!

      Subieron atropellándose por las grandes escaleras que estaban más allá de la puerta.  Aragorn delante, Boromir detrás.  Arriba había un pasadizo ancho y habitado de ecos.  Corrieron por allí.  Frodo oyó que Sam lloraba junto a él y en seguida descubrió que él también lloraba y corría.  Bum, bum, bum, resonaban detrás los redobles, ahora lúgubres y lentos.

      Siguieron corriendo.  La luz crecía delante; grandes aberturas traspasaban el techo.  Corrieron más rápido.  Llegaron a una sala con ventanas altas que miraban al este y donde entraba directamente la luz del día.  Cruzaron la sala, pasando por unas puertas grandes y rotas y de pronto se abrieron ante ellos las Grandes Puertas, un arco de luz resplandeciente.

      Había una guardia de orcos que acechaba en la sombra detrás de los montantes a un lado y a otro, pero las puertas mismas estaban rotas y caídas en el suelo. Aragorn abatió al capitán que le cerraba el paso y el resto huyó aterrorizado.  La Compañía pasó de largo, sin prestarles atención.  Ya fuera de las puertas bajaron corriendo los amplios y gastados escalones, el umbral de Moria.

      Así, al fin y contra toda esperanza, estuvieron otra vez bajo el cielo y sintieron el viento en las caras.

      No se detuvieron hasta encontrarse fuera del alcance de las flechas que venían de los muros.  El Valle del Arroyo Sombrío se extendía alrededor.  La sombra de las Montañas Nubladas caía en el valle, pero hacia el este había una luz dorada sobre la tierra.  No había pasado una hora desde el mediodía.  El sol brillaba; la luz era alta y blanca.


      Miraron atrás.  Las puertas oscuras bostezaban a la sombra de la montaña.  Los lentos redobles subterráneos resonaban lejanos y débiles. Bum.  Un tenue humo negro salía arrastrándose.  No se veía nada más; el valle estaba vacío.  Bum.  La pena los dominó a todos al fin y lloraron: algunos de pie y en silencio, otros caídos en tierra.  Bum, bum.  El redoble se apagó.



jueves, enero 10

Año de la Fe: Encrucijada y Remedio.

"Exige una fantástica voluntad de incredulidad suponer que Jesús nunca realmente «tuvo lugar», y más todavía suponer que nunca dijo las cosas que de Él se han registrado (tan incapaz era nadie en el mundo de aquella época de «inventarlas»): tales como «antes de que Abraham existiera Yo soy» (Juan VIII);«El que me ha visto, ha visto al Padre» (Juan IX); o la promulgación del Santísimo Sacramento en Juan VI: «El que ha comido mi carne y bebido mi sangre tiene vida eterna»."

"Por tanto, o bien debemos creer en Él y en lo que dijo y atenernos a las consecuencias, o rechazarlo y atenernos a las consecuencias. Me es difícil creer que nadie que haya tomado la Comunión, aun una vez, cuando menos con la intención correcta, pueda nunca volver a rechazarle sin grave culpa. (Sin embargo, sólo Él conoce cada una de las almas singulares y sus circunstancias)."






"La única cura para el debilitamiento de la fe es la Comunión. Aunque siempre es Él Mismo, perfecto y completo e inviolable, el Santísimo Sacramento no opera del todo y de una vez en ninguno de nosotros. Como el acto de Fe, debe ser continuo y acrecentarse por el ejercicio. La frecuencia tiene los más altos efectos. Siete veces a la semana resulta más nutritivo que siete veces con intervalos...
A mí me convence el derecho de Pedro, y mirando el mundo a nuestro alrededor no parece haber muchas dudas (si el Cristianismo es verdad) acerca de cuál sea la Verdadera Iglesia, el templo del Espíritu, agónico pero vivo, corrupto pero sagrado, autorreformado y reestablecido."

"Pero para mí esa Iglesia, de la cual el Papa es la cabeza reconocida sobre la tierra, tiene como principal reclamo el que sea la que siempre ha defendido (y defiende todavía) el Santísimo Sacramento, lo ha venerado en grado sumo y lo ha puesto (como Cristo evidentemente lo quiso) en primer lugar. Lo último que encomendó a san Pedro fue «alimenta a mis ovejas»; y como Sus palabras deben siempre entenderse literalmente, supongo que se refieren en primer término al Pan de la Vida. Fue en contra de esto que se lanzó la revolución del Oeste de Europa (o Reforma) -«la blasfema fábula de la Misa»- y la oposición entre las obras y la fe, un mero falso indicio..."



"...Pero me enamoré del Santísimo Sacramento desde un principio...pero, ¡ay!, no he vivido a su altura. Ahora rezo por vosotros todos, sin descanso, para que el Curador (el Haelend, como el Salvador era por lo general llamado en el inglés antiguo) corrija mis defectos y ninguno de vostros deje de nunca exclamar: Benedictus qui venit in nómine Dómini!”

Es una carta de J.R.R. Tolkien a su hijo Michael, 1 de Noviembre de 1963(cfr. J.R.R.Tolkien Cartas, selección de Humphrey Carpenter; carta 250, pp. 393-96. Minotauro, Barcelona 1993).