Pero unos amigos ya lo han dejado a alcance de la mano en esta dirección.
Estuve descansando y me dediqué a lecturas mas arduas.
Disculpen pero pienso participarlos.
Estas lecturas, que por raza, afición y gusto no podré abandonar jamás fueron interrupidas para labores culinarias y en ese transe me vino a la cabeza la imagen del jabalí.
Dispuesto a dar cuenta, cual Obelix bajo las estrellas, de un banquete, me encontré con que Charbonneau-Lassay cuenta que el cristianismo fue severo con el fogoso animal.
Pero como siempre pasa con ese fantástico Bestiario, mas adelante se refiere al "chacho" como "imagen del justo, independiente y valeroso frente a los adversarios del Bien y a los enemigos de su alma".
Un exceso, pensé, y graciosamente la conjunción que teje San Paulino de Nola me terminó de alegrar la víspera:
El obispo le escribe a uno de sus corresponsales:
"Qué satisfacción encontrarte completamente cambiado; ver que el león tiene ahora la dulzura de un joven ternero; que Jesucristo habita en el jabalí, que conserva toda la ferocidad para con el mundo, pero que se ha convertido en cordero para con Dios: ya no eres el jabalí del Bosque, te has convertido en el jabalí de la siega".
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