lunes, noviembre 3

¡Un jabalí!, por Tutatis

Tentado estuve de guardar, dentro de la precariedad de este ilusorio almacén, un texto de Álvaro D'Ors.

Pero unos amigos ya lo han dejado a alcance de la mano en esta dirección.

Estuve descansando y me dediqué a lecturas mas arduas.

Disculpen pero pienso participarlos.

Estas lecturas, que por raza, afición y gusto no podré abandonar jamás fueron interrupidas para labores culinarias y en ese transe me vino a la cabeza la imagen del jabalí.

Dispuesto a dar cuenta, cual Obelix bajo las estrellas, de un banquete, me encontré con que Charbonneau-Lassay cuenta que el cristianismo fue severo con el fogoso animal.

Pero como siempre pasa con ese fantástico Bestiario, mas adelante se refiere al "chacho" como "imagen del justo, independiente y valeroso frente a los adversarios del Bien y a los enemigos de su alma".

Un exceso, pensé, y graciosamente la conjunción que teje San Paulino de Nola me terminó de alegrar la víspera:

El obispo le escribe a uno de sus corresponsales:

"Qué satisfacción encontrarte completamente cambiado; ver que el león tiene ahora la dulzura de un joven ternero; que Jesucristo habita en el jabalí, que conserva toda la ferocidad para con el mundo, pero que se ha convertido en cordero para con Dios: ya no eres el jabalí del Bosque, te has convertido en el jabalí de la siega".



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